La vida siempre te pone a la persona correcta en el momento menos inesperado. A Adriana la conocí a través de una amiga en un restaurante hace muchos años. Ese momento marcó el inicio de una gran amistad. Ser amigo de Adriana Bautista es tener contigo a una persona de la que aprender cada día.

Ella, en su andar, ha sembrado semillas que han crecido y que le han hecho extender sus raíces, a ampliar sus horizontes. Ama México y aunque ya no vive aquí, siempre regresa y ayuda a su gente y a su país

Es un ejemplo de amarse a si mismo. Ella fue mi coachee y siempre demostró las ganas de crecer pero sobre todo las ganas de ser un mejor ser humano. El proceso no fue fácil, fue retador, pero salió avante e inició un nuevo camino en sus diferentes ámbitos de vida.

Ella ha aceptado el regalo más grande, el cariño de su familia, el de sus amigos y el de su fe.
Ella da el regalo de darse a los demás. Antes que regalarse algo ella, siempre ve por los demás.
El respeto hacia ella misma y hacia los demás ha sido una constante.
Su disciplina es un ejemplo. No hay nada que la quite de su camino. El camino del crecimiento, de compartir, de dar, de contagiar sonrisas.

Su fe es inquebrantable. Su fe en la gente, en el mundo, en la vida.
Su autoestima ha ido creciendo. Llegando al lugar exacto. Ni tanto ego, ni tan poco ego.El universo se ha manifestado y aquí están los resultados. Un libro coherente y de un ejemplo vivo de lo que es Adriana.

Lo más interesante está por ocurrir. ¿Cómo te va a ayudar este libro? Yo te aseguro que muchísimo. Solo déjate fluir.
Prepárate a disfrutarlo. Viene de una mente brillante y de un corazón maravilloso.

Ricardo González Escobar.